Extracción.
El anestesista conectó los tubos al paciente, mientras la enfermera le explicaba a la becaria como se iva a desarrollar el proceso. El cirujano se puso los guantes y se situó tras la cabeza del paciente, que ya comenzaba a dormirse. Conectó la maquina que introduciría los nano-agentes en el cerebro del paciente y se colocó las gafas.
-Bien -dijo- ¿Eran los ultimos tres años?
-Si.
Le contestó la enfermera mirando la ficha del paciente, para después dirigirse a la becaria en un tono más bajo.
-El hombre perdió a su mujer y a su hijo de dos años hará cosa de seis meses en un accidente de tráfico. Llevaban juntos tres años, y no puede aguantar el dolor.
-Es muy triste -susurró la muchacha-, pero creo que yo no lo haría. Borrar todo lo vivído con ellos... lo malo pero tambien lo bueno...
-Por favor -las interrumpió el cirujano-, un poco de silencio que empiezo con lo más delicado.
Los nano-agentes empezaron a actuar mientras el cirujano los dirigía con sus guantes a través de sus gafas virtuales, y de los ojos cerrados del paciente empezaron a brotar lágrimas mientras comenzaba el proceso de extracción.
-Está llorando -musitó la becaria emocionada.
-Dicen que es un efecto secundario de la anestesia -le contestó la enfermera-, aunque yo nunca lo he creído.
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